Mucho tiempo sin pasar por aquí… cuanto más tiempo pasa, más tonto me parece hacerte un resumen de nuestro viaje por País Vasco, nuestras navidades o… qué se yo.
Así que voy a intentar resumirte el último mes -que está siendo una locura, por cierto-
Poco a poco… hoy toca nuestro viaje a País Vasco.
Como llevamos haciendo tres años, huimos de Madrid unos días durante la Navidad. Este año hemos repetido País Vasco. Pero no fuimos a San Sebastián, sino a Vizcaya. Alquilamos una casa rural perdida en el monte a cinco kilómetros de Bakio. En el bosque. Por la noche se oían los árboles mecidos por el viento. Además el techo de nuestras habitaciones tenían un Velux y la luna iluminaba nuestras habitaciones. Por las mañanas los peques jugaban en el jardín mientras Antonio y yo organizábamos el día y la ruta. Podría decirse que hemos estado en Bilbao sin pisar Bilbao. Hemos recorrido la zona del Cabo de Matxitxako, El bosque de Oma y para el último día dejamos el maravilloso islote de Gaztelugatxe.
De Bilbao vimos únicamente la zona cercana al Guggenheim y, cómo no, el P.I.N Navideño donde los peques se lo pasaron bomba.
Muy, muy, muy recomendable ver con los peques el Puente Colgante. Martín, Bruno y yo cruzamos la Ría en el transbordador y Diego y Antonio fueron cruzando el puente por arriba.
Dejamos un día para ir a San Sebastián y visitar a mi tía Isabel. Comimos con mi prima y su marido. 30 de diciembre en una terraza muy cerca del Palacio de Aiete. ¿Mi tía? me ubicó. Sabía que era sobrina pero no supo quién era mi padre.
-Me da rabia que no veas a Pepe.
-No te preocupes, se habrá entretenido.
-¡Y cuándo no!, si lo conocen en todos lados…
Cuando le pregunté a mi prima cómo estaba mi tía, me dijo que su madre seguía igual. Más delgada (creo que pesa 30 kg). Y me dijo que su madre había borrado de su mente los años dolorosos de su vida. Sus últimos 10 años. Los años en los que le han faltado mi tío Pepe. Y pensé que qué bonito y triste a la vez. ¿Bonito? Pues tal vez sí. Mi tía decidió tomarse la píldora azul de Matrix. ¿Era la azul?
Disfrutamos de nuestros días. Del buen tiempo. Espectacular. De los paisajes, la casa, la comida, la compañía. TODO. Y los peques han respondido increíblemente bien. Especialmente en Gaztelugatxe (no pensaba que harían todo el camino). Para que os hagáis una idea: para llegar a la base de la isla hay que bajar una colina (una media hora si no vas con niños) Y después hay que subir, según he leído por ahí, 231 escalones. Lo bueno de no ir con ninguna prisa es que vas relajado. Los peques se entretenían con TODO. Así que imagina lo que tardamos en hacer toda la ruta. Y sí. Subimos. Llegamos arriba. Con aire que nos tumbaba a Antonio y a mí. A Diego, Martín y Bruno les protegía la muralla de las escaleras. Y cuando llegamos arriba tocamos tres veces la campana. Campana que estrenaban ese día. Y los peques vieron su recompensa porque frente a la ermita estaban preparando pintxos para quien fuera a ver la que sería la última misa del año. Así que les ofrecieron unas chuches.
Antes de salir para Madrid, vimos el Castillo de Butrón. Espectacular entorno.
Os juro que vi esto en uno de los peajes
Y de vuelta finiquitamos las navidades con el Circo Price y la cabalgata en el barrio de mis padres. Muy bonita la reacción de los peques con sus regalos. Días felices.
No se me pasa por alto que terminamos enero y las Navidades han quedado ya casi olvidadas. El resto del mes ha sido una vuelta a la rutina. Rutina para mí rota durante seis sábados en los que acudo, encantada, a un curso de fotografía -se me da fatal, I must confess-.
Como fin de fiesta, el domingo pasado fuimos a un concierto de Rolf y Flor con los peques. Ni pestañearon. Así que sus discos han vuelto a sonar en nuestro coche. Siempre agradeceré de Rolf y Flor defender la desigualdad de las personas y a la vez alabar que todos somos especiales. En el último disco cantan una canción sobre un niño con síndrome de Down y cómo influye en la gente que le quiere. También hablan de Muna, una niña refugiada.
No me olvido de recomendaros algo para hoy. Y curiosamente no es una canción de Rolf y Flor y ninguna de las que llevábamos en el coche durante nuestro viaje. No.
La primera noche en Bakio cenamos en un bar en el pueblo. Los cinco en una mesa. Hubo un momento que sonó esta canción y de repente los cinco empezamos a mover al ritmo nuestra cabeza. Sonreímos. Estábamos a gusto. Me encantó ese momento.
Feliz fin de semana
Kiss me out of the bearded barley
Nightly, beside the green, green grass
Swing, swing, swing the spinning step
You wear those shoes and I will wear that dress.
[Chorus:]
Oh, kiss me beneath the milky twilight
Lead me out on the moonlit floor
Lift your open hand
Strike up the band and make the fireflies dance
Silver moon’s sparkling
So kiss me
Kiss me down by the broken tree house
Swing me upon its hanging tire
Bring, bring, bring your flowered hat
We’ll take the trail marked on your father’s map
Fuente: azlyrics
¡Qué viaje precioso! Me gustó mucho este post 😀 Gracias por compartir!
Muchas gracias… todavía nos dura el buen rollo ^^
Vaya viaje… Enhorabuena por tu blog, que tengas mucho éxito. Te dejo el mio si te animas a seguirme, http://fotografiarocioph.com/
Muchas gracias, espero que te guste!
Muchas gracias! ya te sigo ^^