¿Te has sentido alguna vez tan feliz que sonríes como un pánfilo y te entran ganas de bailar? Yo sí.
Recuerdo llegar una madrugada al apartamento de Juan Duque y sacar a pasear a Águila (una perra abandonada que adoptamos temporalmente) con la recopilación en el walkman y sentir la necesidad de bailar en la rosaleda donde solíamos pasear a Águila muy cerquita de la Ermita de la Virgen del Puerto. Antonio se quedó en casa.
Al rato apareció. Two fools in love
Aquí os dejo la cara B. Feliz fin de semana.