Vives en tu mundo ideal con tu pareja, decidís dar un paso más en la relación y convertiros en padres, lleváis tiempo intentándolo… sin hablar mucho del tema. Puede que incluso a él también le mosquee el paso del tiempo. Pasado un año y medio decidís ir al médico y preguntar qué pasa. Citas para andrología y ginecología. El primero sin lista de espera. Vas a recoger los resultados: Espermatozoides escasos y vagos.
¿Quién dijo que no puedes tener familia?
Y después, tras el bofetón, y mimaros mucho empiezas a «guguelear» y ves una puerta a un mundo por descubrir: clínicas, terminologías médicas, … Y empiezas a valorar otras posibilidades: la adopción ya no te parece tan lejana.
¿Recuerdas cuando buscabas piso y todo lo que veías eran carteles de «Se Vende»? Ahora sólo ves cochecitos y bebés y parejas embarazadas. Y hay un sabor agridulce cada vez que una persona a la que quieres te dice que está esperando un hijo. Y tú sigues con tus más y tus menos. Asumiendo. No queda otra.