Antes de la pandemia, de las mascarillas, del confinamiento juro que tenía pensado contarte parte de lo que te voy a decir ahora.
Como sabes, iba en coche a trabajar, y como sabes, pasaba por Conde de Casal. Pues bien, aquí coincidí un par de mañanas con un camión de lavandería hospitalaria. Y no podía evitar acordarme de mi abuela Julia.
Cuando era pequeña, a veces visitaba a mi abuela en el Hospital La Paz.
Veamos cómo coloco mis recuerdos, porque son recuerdos de niña y seguramente no sepa explicarme bien.
Pues sí, me he calzado las zapatillas. Las mallas (que desde hace un año son casi mi uniforme) y, aprovechando que Martín y Bruno estaban con Antonio en el parque y Diego jugando con los amigos también en el parque. Me he ido a caminar
Me he puesto también los cascos. Unos cascos maravillosos que hacen que no oigas nada de fuera. Así que me han acompañado a la ida Primal Scream y a la vuelta Phoebe Bridgers y Fiona Apple
Y he visto…
He visto una niña muy pequeña montando en un monopatín
gente girándose al ver a un chico con el pelo fosforito
dos chicos con el mismo collar unidos por una cadena (y he pensado al verlos que ojalá no les pase nada)
una pareja de ancianos caminando despacito de la mano
una señora con su andador y una mujer a su lado
paneles solares y un huerto urbano
la ermita donde me casé
la urbanización donde vivieron Natalia y Javier (y he pensado que yo he estado en la piscina de esa ‘urba’)
dos policías montando en bici que le han dicho a un ciclista con un gesto de la mano que vaya más despacio
una chica con una camiseta de Oceana (me gusta su cuenta de twitter y por eso la he reconocido)
niños con rabietas, niños sin rabietas, familias, amigos.
he visto patos
he visto el río y un lago
unos árboles que reflejaban la puesta de sol
también unas terrazas rojas con esa luz tan especial
y he pensado en la palabra ‘ocaso’ pero me resulta triste y el momento no lo era