Esta mañana he pasado por la Glorieta de Mariano de Cavia. La de los patos. Había un carril cortado porque estaban pintando las líneas del asfalto. De repente, ese olor me ha llevado a mi infancia. El camino del cole. Y después he volado en el tiempo y he recordado un detalle que una vez tuvieron conmigo: escribir un mensaje en la pintura aún fresca y después sacarle una foto (cuánto daño has hecho, instagram).
Esa foto ya no existe.
El recuerdo perdura. Sigue leyendo «There’s no better way to say goodbye»