Besos, fin de semana, finde, Pensamientos

So much inside

¿Cuántos besos damos a lo largo del día?

Al dar los buenos días a los peques, a Antonio (aunque reconozco que a veces falla éste, dependiendo de las prisas del momento).

Antes de salir de casa -soy capaz de volver si no he repartido besos, o de llamar a Antonio por teléfono para decirle que no sé si he olvidado dárselo-.

Antes de dormir…

¿Pero y los otros? Los besos sin más, porque hoy es hoy. Porque me apetece.

Los hay tiernos, los hay apasionados, los hay rutinarios, los hay especiales, de cortesía, sonoros, divertidos, los hay tristes también. Besos al fin y al cabo…

mira que somos besucones.

Y es que el beso es TAN necesario. Para mí por lo menos.

Hoy es el #DiaInternacionalDelBeso y han pasado por mi cabeza dos cosas: la primera es esta imagen

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y la segunda esta frase de Wilco que tan bien define algo que pasó hace ya muchos años.

In the beginning we closed our eyes

whenever we kissed we were surprised to find so much inside

Feliz fin de semana

Theres a whisper
I would like to breathe
Into your ear
But I’m too scared
To get that close
To you right now

There are dreams
We might have shared
And I still care
And I still love you
But you know how Ive been untrue

In the beginning
We closed our eyes
Whenever we kissed
We were surprised
To find so much inside

Fuente: azlyrics

 

Antonio, Diego, Pensamientos, Recuerdos

En el atasco

Esta mañana ha llovido en Madrid. Y sí, había atasco.

He ido detrás de un coche de autoescuela que a su vez iba detrás de una moto. En la luna trasera del coche se leía «vehículo de acompañamiento». El motero seguía las instrucciones que el instructor del coche le dictaba.

Entonces mi cabeza ha volado al año 2002 ¿O era 2001? . A un día de finales de mayo o primeros de junio. A un apartamento de la calle Juan Duque. En el salón nos encontramos Antonio y yo brincando porque él había aprobado su examen de carnet de moto y a mí mi examen de teatro inglés me había salido redondo.

He seguido mi camino y dejado la moto atrás. He quitado el programa de radio y buscado un CD que me apeteciera escuchar: Surfer Blood.

Llegando al trabajo me he puesto detrás de un Smart amarillo y he recordado cuando Diego llamaba a los Smart amarillos «coches de correos» porque Antonio le había regalado un Smart amarillo de juguete que ponía La Poste.

En días como hoy, los atascos molan.