Esta mañana ha llovido en Madrid. Y sí, había atasco.
He ido detrás de un coche de autoescuela que a su vez iba detrás de una moto. En la luna trasera del coche se leía «vehículo de acompañamiento». El motero seguía las instrucciones que el instructor del coche le dictaba.
Entonces mi cabeza ha volado al año 2002 ¿O era 2001? . A un día de finales de mayo o primeros de junio. A un apartamento de la calle Juan Duque. En el salón nos encontramos Antonio y yo brincando porque él había aprobado su examen de carnet de moto y a mí mi examen de teatro inglés me había salido redondo.
He seguido mi camino y dejado la moto atrás. He quitado el programa de radio y buscado un CD que me apeteciera escuchar: Surfer Blood.
Llegando al trabajo me he puesto detrás de un Smart amarillo y he recordado cuando Diego llamaba a los Smart amarillos «coches de correos» porque Antonio le había regalado un Smart amarillo de juguete que ponía La Poste.
En días como hoy, los atascos molan.
¡Me encanta leerte!
Eres una «atascada» de recuerdos y emociones que hacen latir el corazón de quien te lee.
Felicidades desde el otro lado del charco.
Muchas gracias!