Hace un par de semanas hicimos una escapada a la playa. Sólo el fin de semana.
Salimos el viernes por la tarde -después de recoger a Antonio en la estación de Atocha, él volvía de Barcelona-.
Sabíamos que llegaríamos tarde, pero decidimos pasar la noche ya en nuestro destino y aprovechar todo el sábado de un primer bañito en el mediterráneo. Ganas de verano. Ganas de pasar más tiempo juntos. Sigue leyendo «Breve historia de una hucha horrible»