Familia

Sospecha de Perthes

El lunes pasado, a las 21:44, recibí una llamada de teléfono de mi centro de salud. Esperaba el resultado de una radiografía que le hicieron a Diego dos semanas antes. Al otro lado de la línea, querían darme cita para el día siguiente. Creo que en décimas de segundos pensé que, si no hubiera nada, me lo habría dicho y punto. Así que pregunté si habían visto algo.

La pediatra hizo oídos sordos e insistía en darme cita. Dije «¿Perthes?» y ella entonces me dijo que la radiografía indicaba «sospecha de Perthes».

Antonio voló al centro de salud a que le explicara un poco y a recoger un número de indicador mediante el cual podíamos reservar una cita con el especialista. 

Hace cosa de un año Diego cojeó. Mucho. Mucho tiempo. En el pediatra nos hablaron de una «sinovitis transitoria de cadera» producida, probablemente, por un virus. Normalmente duran unos diez días. En el caso de Diego fueron casi dos meses. Tanto fue el mosqueo mío y de la pediatra que nos mandó hacerle una placa; placa donde no se vio nada y seguimos con nuestra paciencia y nuestro ibuprofeno. Finalmente la cojera desapareció.

Desapareció para volver a aparecer a principios de este mes. Así que decidí volver al médico en cuanto vi que Diego volvía a cojear.

«¿Dos sinovitis en un año? Podría pasar, pero es raro» fue la reflexión de la pediatra. Así que el día 11 le hicimos una nueva placa.

La enfermedad de Perthes afecta a la cadera. En algún momento no ha llegado suficiente riego a la cabeza del fémur y el hueso muere. Entonces se inicia un proceso de regeneración que puede durar años y puede recuperar o no su forma esférica.

Mi estado de ánimo estos días está siendo ciclotímico. Me da miedo dónde me voy a meter. Intento no meterme mucho en internet, aunque es inevitable. La sensación que tengo es que de diez años a esta parte las terapias han cambiado: antes debían de ser más invasivas o duras. Ahora más permisivas (ojo: son sensaciones de la información que he ido recogiendo).

Lo hemos dicho a la familia, a los amigos, a algún compañero de trabajo y a los padres compañeros de Diego en el cole y de repente nos han salido cual setas casos cercanos, fisios o médicos conocidos que, espero, nos vayan guiando.

Os iré contando según vayamos avanzando y cuando tengamos el diagnóstico definitivo. De momento tenemos esa «Sospecha de Perthes». Pero tampoco quiero agarrarme a que sea sólo una sospecha.

La sensación que tengo estos días es de miedo. Miedo a un millón de cosas. Miedo al tratamiento, miedo a secuelas (tipo artrosis, cojera); miedo al dolor, miedo a que afecte a Diego de tal manera que deje de ser ese niño feliz que conoccemos.

En cierta manera es comparable a cuando nos dijeron que no podíamos tener hijos. Porque de tu tristeza tienes que sacar fuerzas para adentrarte en un mundo completamente desconocido. Esa sensación de desconocimiento, de tener que asimilar ciertos términos, conocimientos… esa inseguridad.

Esperemos que en este caso haya final feliz también.

El martes, cuando me metí en el coche para ir a buscar a Martín y a Bruno al cole sonaba «don’t worry be happy» Espero que sea una señal.

Feliz fin de semana.

 

1 comentario en “Sospecha de Perthes”

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