El recuerdo que guardaba de París era gris y frío. Muy frío. Incluso nevó. Es lo que tiene París si lo visitas en febrero.
Esta vez nos ha brillado el sol. Al menos el sábado. Para despedirnos con lluvia, pero no fría.
Igual que hiciéramos en 2006, pateamos mucho y no visitamos nada.
Cuando encontramos el hotel dejamos las maletas y nos fuimos hacia el barrio de Montmartre con el fin de buscar un restaurante que nos resultó especial años atrás. Antonio había vuelto en uno de sus viajes de trabajo y supo dar con él. Nos ofrecieron una mesa pequeña, diminuta; pero qué especial todo. El restaurante se llama Basilic.
Después de cenar, paseo hacia el Sacre Coeur. Había feria por la vendimia y aquello se había convertido en un macrobotellón con el templo vallado para evitar daños.
Paseo de vuelta al hotel sin prisas, de la mano.
Al día siguiente desayunamos en una cafetería cerca del hotel y anduvimos para comprar los tickets del batobus. Muy recomendable si vas con poco tiempo para ver la ciudad desde otra perspectiva.
Coincidimos en la cité con una hermana de Antonio y su pareja y fue un día la mar de agradable. Fueron ellos quienes nos descubrieron una librería cerca de Notre Dame llamada Shakespeare and Company bookstore. 
El resto del día lo pasamos con ellos, fácil estar con ellos la verdad. Vimos un poco los cambios de la ciudad según abandonábamos unos barrios para entrar en otros. De nuevo batobus al atardecer donde la ciudad comienza a iluminarse. Terminamos en la torre Eiffel.
La primera vez que estuve en París pensé que la torre Eiffel no me impresionaría. No podía estar más equivocada. La torre es espectacular. Sigue ahí. Sigue siéndolo. Esta vez no subimos. Simplemente la admiramos debajo y después desde las Tullerías. Después nos fuimos a cenar.
La mañana del domingo la dedicamos un poco a pasear por la isla de San Luis para terminar por los alrededores de Notre Dame.
Mucho ha pasado en estos 8 años. ¿Quién sabe si dentro de otros 8 volveremos de nuevo? Pensaba en el avión de vuelta que el frío de años atrás acompañaba un poco al espíritu: hacía poco habíamos empezado nuestra aventura en la infertilidad y yo acababa de dejar un trabajo de mierda. El París con luz que nos acompañó el sábado bien podría ser un reflejo de nosotros ahora. Ahora soy feliz laboralmente hablando y nuestra lucha por ser padres terminó felizmente en 2010.
La librería que os comenté hace unas líneas la reconocí por haber salido en una de mis pelis favoritas:»Antes del atardecer». En esta librería se reencuentra la pareja protagonista de la deliciosa trilogía. Te la recomendé ya hace unos meses cuando estrenaron la tercera parte:»Antes del anochecer»; aunque no te hablé de ella. La trilogía es más que recomendable. La primera parte se llama «Antes del amanecer»: Los protagonistas Jesse y Céline se conocen en un tren mientras atraviesan Europa. Hablan, hablan y hablan y van conociéndose. Pasan una noche en Viena juntos y… y no te voy a contar más. Esta peli es del 95. La vi con mi hermano en la tele y nos gustó mucho. Cuando 9 años después me enteré del estreno de «Antes del atardecer» arrastré a Antonio al cine diciendo que tenía que verla aunque no hubiera visto la primera. Ésta es sin duda mi favorita. La tercera parte es «Antes del anochecer» y sucede 10 años después. Convivencia erosionada. Vuelvo a recomendártela, por si no me hiciste caso en su día. Igual que te recomiendo un disco de Julie Delpy que lleva su nombre. Feliz fin de semana
Por cierto, en la librería compré los guiones de «Antes del amanecer» y «Antes del atardecer»
tumpitula 