¿Qué tal vuestra semana? Llevaba -creo- mucho sin preguntaros y contaros mis diarios de abordo.
Nosotros sin mucha novedad, aunque siempre hay pensamientos que se pueden compartir. Ven conmigo
El lunes pasado fueron a la Granja Escuela y, como en años anteriores, deseaba que se lo pasaran bien y que estuvieran de vuelta todo uno. ¿Por qué? pues por miedo a que Bruno tuviera problemas con sus mil alergias. Todo estuvo controlado: llevó su comida, sus «camisetas de excursión» (dos camisetas que le hice donde indicaba que es alérgico) y su pegatina en el abrigo que también le hice y que nos ha resultado muy útil. Además tomó un antihistamínico preventivo en casa.
Últimamente Bruno se porta mal (o como prefiero decirlo: no se porta bien) en el comedor y en sus clases de N.E.E. En el caso de este último pensamos que es porque no quiere irse de clase y su manera de expresarlo es no participando. En cuanto al comedor, dado el número de sus alergias que hace que su menú sea BASTANTE más aburrido y restringido, pensamos que se harta y también lo manifiesta de una manera poco adecuada.
El martes me describieron el numerito que debió de montar en el comedor. Entre otras cosas me dijeron que le entró tanta rabia que empezó a sangrarle la nariz y que estaba tan nervioso que no dejaba que se acercara nadie a limpiarlo. Cuando, después de haber pasado la tarde en el parque, subimos a casa y le hube duchado, le pregunté qué había pasado en el cole. Es curiosa la percepción de los peques. Bruno dijo que se habían enfadado porque le sangraba la nariz. Me costó hacer que pensara qué había pasado antes de lo de la nariz. Ahí sí me dijo que no había obedecido, aunque le dio menos importancia a esto último. Después de hablar con él le dije que tenía que ir en fila, que tenía que comportarse y bla, bla, bla. Al día siguiente todo fue bien.
Diego está perezoso para todo. Le da pereza levantarse. Le da pereza acostarse. Le da pereza ducharse. Le da pereza casi todo. Empieza a responder mal y cada vez tensa más la cuerda. Curiosa también la percepción de las cosas. El otro día me enfadé muchísimo con él porque no paraba de tirarme un papel mientras me acusaba de mentirosa. Cuando al cabo de un rato hablamos su percepción sobre todo mi enfado se centraba en ese papel y en seguida le expliqué que no me importa tirar un papel a la papelera, pero sí me importa el trato hacia mí o que me acusara de mentirosa.
Lo mismo te cuento esto, que te cuento que ha habido un par de mañanas que ha salido a despedirme al ascensor deseándome un feliz día. Creo que es una de las cosas más bonitas que me pueden pasar.
Martín esta semana ha estado para comérselo. De los tres, es el que más cosas me ha contado de la Granja Escuela. Colabora mucho en atención temprana y cada vez habla más con frases más complejas. Esta semana oía a su logopeda enseñarle a hacer sonidos menos nasales. Curiosa su percepción del ejercicio. Su logopeda, Paco, pretendía hacerle cerrar los dientes para pronunciar la ese en la palabra «queso» y él pensaba que tenía que decir la palabra, toda ella, con los dientes cerrados.
Y pienso: ¿qué pasaría si no les hubiera preguntado? ¿Si no hubiéramos hablado? Bruno pensaría que el enfado vendría por un sangrado de nariz, Diego tendría la sensación de que tirarme un papel es gravísimo y Martín que la palabra «queso» se dice con los dientes cerrados.
Te dejo reflexionando sobre la importancia de hablar, y lo hago con una canción que escuché en la radio esta semana y que hace que quiera investigar el grupo que la canta. Feliz fin de semana.
Saiba meu amor
Cuidarei de nós
Mesmo quando eu for
Em busca de mim
Em busca do que faz você me amar
Mas saiba meu amor
Quando você for
Estarei aqui, firme como o chão
Tornando real
Desatando nós que a distância fez
Que confundem
Faz disso tudo um drama
Pra nós dois
Como um amor pixelado
Amor
Amor pixelado
Amor
Amor pixelado
Amor
Amor pixelado
Amor
Fuente: http://www.vagalume.com.br/ceu/amor-pixelado.html
tumpitula 