La ruta que sigo todas las mañanas para ir a la oficina ya se la sabe el coche.
En el mes de julio, en Madrid, comienza la «Operación Asfalto» y eso, unido a los cortes de algunas líneas de metro, hace que no notes menos tráfico por las mañanas.
Esta mañana, cuando venía on time y estaba a punto de cubrir el último tramo para llegar a la oficina, comprobé que una calle estaba cortada. Tuve que desviarme e ir por una ruta que hacía años no tomaba.
En ese giro a la izquierda, ese último que lleva mi coche por una calle estrecha hasta una rotonda y mi oficina, me acordé de lo que pensaba por las mañanas hace ocho/nueve años.
Recordé las estúpidas señales. Esas de «si sale cara es que…» y si sale cruz vuelves a tirar para que salga cara. Sí; de esas señales te hablo.
Hace ocho años, cuando andábamos inmersos en los tratamientos para tener hijos, al doblar a la izquierda en esa calle, veía un Corsa gris aparcado con matrícula BTS. Uno de tantos. ¿Uno de tantos? No. Para mí era especial. Esa BTS me tranquilizaba. Era una palmadita en la espalda que me decía que la Beta (análisis de sangre que se hace para determinar si hay o no embarazo 15 días después del tratamiento) sería positiva.
Finalmente lo fue… y durante el embarazo seguí viendo al Coche como un viejo amigo. Un conocido que me decía que todo iría bien.
Luego cambié de ruta… hasta esta mañana.
Para mi sorpresa he vuelto a encontrarme con él.
Hay un secreto que solamente conocemos ese Corsa y yo. Gracias BTS.
Feliz fin de semana
tumpitula 