Diego se queda llorando por las mañanas.
Al principio pensé que era por contagio de Bruno, que es al que más le está costando, pero me doy cuenta de que no. Le cuesta despegarse de Antonio y de mí; y francamente me mosquea. Me mosquea porque antes de las vacaciones de verano iba muy contento al cole. Voy a ver cómo lo enfoco. Tengo que hablar con él este fin de semana y preguntarle por qué. Puede que necesite más tiempo con nosotros. No sé. No sé qué puede echar de menos. Hay que investigar.
Éste ha sido el «runrrún» de la semana. Semana rutinaria sin más. Destacable también el bajo ralentí de Bruno. Fiebre.
Me llama la atención lo mucho que se echan de menos los tres pequeños. Especialmente porque cuando están juntos o pelean o se ignoran. Bruno ayer estuvo dormitando todo el día y Diego echaba de menos jugar con él. Buena señal, ¿no?. En casa Bruno insistía en ir a dar con Martín al cole. Y Martín cuando vio que llevábamos a Bruno a la cama quiso hacerle compañía en la habitación.
Ayer recordaba que no hace tanto que al servir la cena todo era nervios y llantos. Ahora no todo es armonía, pero es mucho más tranquilo.
No hace tanto. No hace tanto Bruno daba la vuelta al plato según se lo servías, Diego pegaba a Bruno nada más se le acercaba y Martín dormitaba casi todo el día o bien era arrollado por Bruno al intentar hacer algo o dar un paso.
El fin de semana pasado nos fuimos a Cáceres de boda. Se casaba mi prima Alicia (a la que quiero como si fuera mi hermana). La ceremonia fueron unas palabras de gentes elegida que me emocionaron, la verdad. Especialmente la de su amiga Zhenia. Zhenia habló de las relaciones. No lo pintó todo bonito, sino más bien complicado. Y lo complicado y admirable que resulta que dos corazones se encuentren. Lo adornó con un pasaje de El Principito. Fue todo muy emotivo. También habló mi tía y la madre del novio. Pero las palabras que más me llegaron fueron las de Zhenia; tal vez por la cercanía cómplice que puede tener con Ali, no sé.
Cuando la gente que quiero se casa o tiene hijos -como ha sido el caso de Ali y Ros con una semana de diferencia- o se plantea independizarse -como ha sido el caso este verano de una sobrina de Antonio- me resulta inevitable sentir no sólo nostalgia, sino felicidad. Y mi pensamiento es de felicidad porque deseo que esta gente que quiero y que da un paso tan grande como puede ser casarse, ser padre, independizarse, etc. Y no puedo evitar pensar que ahora les toca a ellos. Y ojalá vivan ese momento con la intensidad, la emoción y la felicidad que se merecen.
No puedo evitar montar en mi máquina del tiempo y viajar hacia mi boda, hacia el nacimiento de Diego, hacia el primer piso donde vivimos Antonio y yo… No puedo evitar decir en voz baja:»Ahora les toca a ellos»
Y sé que esto es un «suma y sigue» que seguiré escribiendo aquí mis cosas y seguiré con esa sensación de no haber pasado el tiempo cuando sí habrá pasado en realidad. Sé que el turno de los que van creciendo irá llegando y que seguiré alegrándome por ellos porque, basado en lo que he vivido, es un futuro dibujado con una sonrisa.
El pasaje que leyó Zhenia en la boda el otro día me hizo recordar lo grande que es El Principito. ¿Es demasiado pronto para empezar a leérselo a Diego? Supongo que sí.
Estoy segura de que lo has leído al menos una vez. Mi recomendación este fin de semana es que busques el libro y vuelvas a leerlo. Yo pienso hacerlo.
Feliz fin de semana.